dejad que los niños vengan a mí
y se aplanen conmigo
y no les impidáis.
Y dice Walt Disney,
dejad que los niños
vengan y se congelen conmigo
y no les impidáis.
Y dice un fabricante
de juguetes,
dejad que los niños
se conviertan conmigo
en estatuas de sal
salada
y no les impidáis.
Y dicen esas madres
y esos padres,
dejad que los niños
se unan conmigo
y no les impidáis...
Y dicen los niños,
no nos impidáis,
impiday, ay, ay
y se lavan las caricias
de esa mamá
y del ratón Mickey
en un charco celeste.
Cuando pueden.
Cuando no pueden,
esperan el domingo
a las ocho menos cuarto,
que el papá se levante
de la siesta
para jugar,
qué querés que te compre,
con los juguetitos
para armar
o desarmar.
(Lía Schenck)
(Lía Schenck)
Les il·lustracions són de Noemí Villamuza.
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