Ens agrada el projecte de Raúl Vacas i Tomás Hijo de fer un llibre de poesia i il·lustració sobre xiquets especials, Niños raros. És una espècie de alfabet amb aquest xiquets, ple de poemes, que tracta d'apropar als xiquets a la poesia a través d'una gran varietat d'estrofes. Esperem veure prompte el projecte editat. Felicitacions per aquesta idea tan original!
Per mostra us fiquem aquest romanç, el de la xiqueta d'escuma:
Romance de la niña de Espuma
(Raul Vacas)
Escuchen bien los infantes
de aqueste noble lugar
la historia que aquí les traigo
de la niña Mari Mar.
Era la niña de espuma
desde su llanto inicial
limpia como el agua clara,
jamás hubiera otra igual.
Sus ojos eran burbujas
de suavizante mirar,
su cabello un espumaje
de algas y de coral.
De espumillón era el talle,
de gomaespuma su andar,
de jabón eran sus besos,
de pompas el suspirar.
Gustábale, en el verano,
pasear junto a la mar,
caminar sobre las olas
y dejarse salpicar.
A una fiesta de la espuma
con un mozo fue a bailar
y entre pitos y entre flautas
se enamoró Mari Mar.
Y aquel mozo, que era limpio,
y le gustaba fregar,
con mucha pompa y boato
prometióla desposar.
Con un gran velo de espuma
que ella mandara bordar
el padrino, de su brazo,
condújola hasta el altar.
Fueron días de perdices
y sueños por conquistar,
hasta que el mal una noche
quiso a su puerta llamar.
Cuando la niña en la ducha,
se acabó de enjabonar,
el tapón de la bañera,
solo se fue a destapar.
La niña por los desagües
que van a dar a la mar,
se perdió sin que el marido
pudiérala rescatar.
Cuánto lloró aquel buen mozo,
cuán hondo fue su penar,
aquel extraño suceso
nunca se llegó a aclarar.
Desde ese día el esposo
de la santa Mari Mar,
trabaja en las pompas fúnebres
pues no la puede olvidar.
Aquí se acaba la historia,
justo es recomendar,
que –como crece la espuma,
y al rato vuelve a menguar–
es preciso, si felices,
no dejar de vigilar
el tapón por si el destino
quisiéralo destapar.
(Raul Vacas)
Escuchen bien los infantes
de aqueste noble lugar
la historia que aquí les traigo
de la niña Mari Mar.
Era la niña de espuma
desde su llanto inicial
limpia como el agua clara,
jamás hubiera otra igual.
Sus ojos eran burbujas
de suavizante mirar,
su cabello un espumaje
de algas y de coral.
De espumillón era el talle,
de gomaespuma su andar,
de jabón eran sus besos,
de pompas el suspirar.
Gustábale, en el verano,
pasear junto a la mar,
caminar sobre las olas
y dejarse salpicar.
A una fiesta de la espuma
con un mozo fue a bailar
y entre pitos y entre flautas
se enamoró Mari Mar.
Y aquel mozo, que era limpio,
y le gustaba fregar,
con mucha pompa y boato
prometióla desposar.
Con un gran velo de espuma
que ella mandara bordar
el padrino, de su brazo,
condújola hasta el altar.
Fueron días de perdices
y sueños por conquistar,
hasta que el mal una noche
quiso a su puerta llamar.
Cuando la niña en la ducha,
se acabó de enjabonar,
el tapón de la bañera,
solo se fue a destapar.
La niña por los desagües
que van a dar a la mar,
se perdió sin que el marido
pudiérala rescatar.
Cuánto lloró aquel buen mozo,
cuán hondo fue su penar,
aquel extraño suceso
nunca se llegó a aclarar.
Desde ese día el esposo
de la santa Mari Mar,
trabaja en las pompas fúnebres
pues no la puede olvidar.
Aquí se acaba la historia,
justo es recomendar,
que –como crece la espuma,
y al rato vuelve a menguar–
es preciso, si felices,
no dejar de vigilar
el tapón por si el destino
quisiéralo destapar.
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