28.11.13

Retahílas de cielo y tierra: llibre de poesia infantil de Gianni Rodari amb moltes tirallongues


L'editorial SM, dins de la seua sèrie Rodari, acaba d'editar el llibre de poesia infantil Retahílas de cielo y tierra.

Gaudir dels poemes d'un clàssic com Gianni Rodari sempre és una aposta segura per passar-ho bé.  És que la força d'aquest autor, l'extraordinària sensibilitat del llibre, la seua original càrrega poètica fa que estem davan d'un llibre fenomenal. A més, les il·lustracions del Tomás Hijo, ens embarquen en tota una aventura  per a tots i casdascun dels nostres sentits. 

Escoles per adults, punts orgullosos, olors dels oficis, números que s'enfaden i es desenfaden,pèl-rojos que apareixen en un betlem, ... poemes plens d'humor i enginy que magníficament ha traduït Miguel Azaola. Un llibre del que cal prendre bona nota per a regalar o regalar-se'n.

Us fiquem un tastet:

La escuela de los mayores
(Gianni Rodari)

También van los mayores a la escuela
cada día del año, aunque les duela.

En su aula no hay pupitres ni tinteros,
ni pizarras, ni tizas, ni punteros,

y tienen problemones infinitos
que han de solucionar ellos solitos:

"Con este sueldo habría que pagar
casa, comida y un mes junto al mar".

Hay otros que los dejan turulatos:
"Reducir más los gastos en zapatos".

Y deberes que pasan de la cuenta:
"Calcular el impuesto de la renta".

*

Los olores de los oficios
(Gianni Rodari)

Los oficios tienen también sus olores:
yo sé que a tierra huelen los labradores,
que el mono del mecánico huele a grasa
y que el tendero huele a uvas pasas,
que los pintores huelen a pintura
y los panaderos a harina pura,
que la bata blanca que lleva el doctor
huele a medicina, ¡qué buen olor!
Y el gandul que solo echa la siesta
nunca huele a nada, pero siempre apesta.

*

El dictador
(Gianni Rodari)

Un minúsculo puntito,
muy soberbio e iracundo,
gritaba: "¡Después de mi
solo queda el fin del mundo!"

Las palabras protestaron:
"Este chico está fatal;
no es más que un punto y aparte
y se cree el punto y final".

Lo dejaron solo en medio
de la página, chillando,
y una línia más abajo
el mundo siguió girando.