Bescanviem il·lusions per poemes (il. Slawek Gruca) |
Dins de cada sabata que deixem al balcó en aquesta passada nit de Reis Mags hi ha depositada tanta, tanta il·lusió que no ens agradaria que per dificultats econòmiques, per culpa de la fastigosa crisi, no es bescanviaren il·lusions per regals de tot tipus, materials i immaterials. És bó que grans i menuts conservem sempre la il·lusió, l'esperança que els somnis i els desitjos es fagin realitat.
Eren altres temps, moments molt més difícils els que descriu Miguel Hernández en el seu poema Las abarcas vacías, però aquests 2012 ha ficat també les seues sabates al balcó i tal vegada les trobem també buides.
Las abarcas desiertas
(Miguel Hernández)
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
5 comentaris:
¡Preciosa y conmovedora entrada!
Espero que hayas tenido unos días muy felices.
Besos
Madre mía, qué pena. No nos quepa la menor duda de que en estos tiempos muchas abarcas habrán estado vacías.
Preciós tendra i trist aquest poema de Miguel Hernández...
Perquè és un poema molt real i actual.
Cap infant, aquesta nit, hauria de trobar les abarcas, o les sabates buides...
Com a mínim, cap infant hauria d'estar mancat d'amor...
Besadetes Dolores i un any ple d'il·lusions i somnis que puguis complir,
M. Roser
Que guapet i al mateix temps que trist.
Te dejo mi blog de poesia por si quieres criticar gracias.
Me gusta mucho el tuyo.
http://anna-historias.blogspot.com.es/2016/09/muerte.html?m=1
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