Anem tan atrafegats que de vegades se'ns oblida alçar el cap i mirar el cel que, a la nit, s'ompli de xicotets punts de llum, d'estrelles llunyanes que ens acompanyen. Estan, però no les veiem. Existeixen, malgrat obviar-les. També el fum i la contaminació de les ciutats llença una capa de boirina que les ofega, les amaga. Donem-les protagonisme, cada nit, i millor encara si és amb poesia.
Existen!
Es bueno que existan las estrellas.
En los días nublados también hay estrellas.
En las ciudades de ruidos luminosos
se esconden, tras bambalinas, las estrellas.
Tras la negrura de ojos claros u oscuros,
de los que piensan no poder mirar,
igual que en los charcos sin reflejo posible,
titilan, arranadas, las estrellas.
Y en los pozos de deseos apagados
viajan riendo, fugitivas, las estrellas.
También la luna se llena de estrellas.
Nacen estrellas en las arenas del desierto.
Corren las estrellas tras los postes de luz.
Duermen en los ojos de los gatos negros.
Miles de estrellas se elevan con cada pluma,
cientos de estrellas brotan por cada lágrima.
Reverdecen las estrellas
después de cada lluvia,
se pegan a las plantas de los pies
y se quedan a descansar (convertidas en orillas)
en los caminos demasiado largos.
Qué bueno es saber, fuera de toda certeza
que existen, de forma irreversible, las estrellas.
A pesar del quejido del mundo
y de toda esa faramalla de la luz.
Il·lustració de Wilson Williams.
3 comentaris:
Preciosa!
Gràcies per fer-les més visibles.
Que bien escribes!
Publica un comentari a l'entrada