Existen bosques
que no son precisamente de árboles.
Y si miráramos algunos libros
veríamos que tienen hojas
escritas con palabras de silencio.
Hay formas de sonidos
que son una onda muda nada más.
Como cuando uno vuelve a un sitio
del que no se ha marchado nunca.
Como cuando rebota
la vibración de un pájaro que vuelve
al nido de su origen último.
Ver a ese bosque que no es bosque
o leer el libro, el cual está sin letras,
o presenciar un vuelo planeador ya agotado
conlleva una renuncia, una exigencia
al retroceso, a ir de nuevo al antes
de que los cuerpos fueran cuerpos
e hicieran falta piras
para contrarrestar las sumas.
Hay bosques de palabras,
pájaros que son nidos por montar,
y libros con las hojas del revés
que obligan al lector a leer torcido.
También poemas que se incendian
en el momento exacto de escribirse.
Igual que un inventado sueño
que aparece y desaparece cuando es contado.
Y del que no hay explicación posible.
La il·lustració és de Natascha Rosenberg
2 comentaris:
Me encantó, tiene muchísima magia! está precioso
Gracias por tus amables comentarios, Conie.
Un saludito poético y carnavalero
Besadetes
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