Anem a començar la setmana amb un idílic romanç entre la lluna i el sol, la llum i la foscor, el fred i el calor.
Romance de la noche
La noche tenía frío
y se fue al Sol con la queja.
El Sol, que es buena persona,
le dijo: “Pues ten paciencia,
y te haré yo una toquilla
toda de linda calceta.
Las agujas, las del tiempo;
los dedos, mis rayos sean;
la lana, un hilo de luz;
y la Luna, la madeja.
Allí donde caiga un nudo
he de poner una estrella”.
El Sol cumplió su palabra.
Cuando terminó de hacerla,
la noche quedó asombrada
de toquilla tan espléndida.
Al echársela a los hombros,
la noche, que es friolera,
seguía teniendo frío,
pero al mirarse, por verla,
en el espejo del mar,
se quedó tan satisfecha
luciendo sobre la espalda
una toquilla de estrellas,
que se aguantó todo el frío
con tal de ir tan peripuesta;
y, como es agradecida,
se fue a ver al Sol, dispuesta
a dar las gracias, muy fina,
por aquella gentileza.
Pero nunca se encontraban
sobre la celeste cresta,
porque cuando el Sol subía,
ella bajaba la cuesta.
Hasta que gritando fuerte,
a través de toda la esfera,
Ella dijo: “¡Gracias, rubio!”
Y él dijo: “¡A tus pies, morena!”.
La il·lustració és de Daniela Ovtcharov.
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