S'arromanguem les mànigues i fiquem les mans a la massa. Hui anem a cuinar poemes i, com que no som
cuinerpoetes, seguim les instruccions de
Fernando de la Cruz que és un bon
chefpoètic, com ho ha demostrat en el següent poema i en altres que apareixen al seu llibre de poesia infantil
Si el avestruz volara.
Llegiu amb atenció i seguiu pas a pas la recepta, segur que us surt un bon plat de poesia.
Veinticinco maneras de cocinar poemas
(Fer de la Cruz)
No hay que desescamarlo, batirlo o precocerlo;
simplemente lo sacas del librero.
Si tu poema es rico en metáforas,
verás cómo se le inflan al contacto con la flama.
Cualquier otro ingrediente retórico o poético
lo hará quedar crujiente al tocarlo con los dedos.
Deberá cocinarse el poema satírico*
en manteca de cerdo o con lonjas de tocino.
Un poema solemne
queda mejor asado o sofrito en poco aceite.
Si el poema tiene rimas,
valdrá la pena si las empanizas.
Los caligramas quedarán divinos
para adornar la mesa como manteles finos.
Si el poema es en prosa, déjalo que chorree y hará crepas hermosas.
¿Poemínimos? Entradas estupendas
a la hora que acostumbres la merienda.
El soneto, el romance, la sextina…
son una exquisitez al salir de la cocina.
La lira en cordonblue queda sublime;
sólo pruébala y dime.
Pero para un riquísimo desayuno en la cama,
nada mejor que una oda nerudiana.
Ahora que los buenos poemas para niños
te mantendrán picado todo el resto del libro.
¿Queda un jaikú?
Mi postre favorito.
Cómelo tú.
Pero no dejes nada
que se te vuelve tanka.
¿No que eran veinticinco? ¿Cuántos faltan?
Los otros ya los tienes en la panza.
* Poema satírico: El que te hace reír a carcajadas
por las cosas ridículas del mundo, un poquito exageradas.