La vida es playmóvil
ÉraSMS una vez
una consola Game Boy
que se colgó de un playmóvil
que se creía un playboy.
Nuestro playmóvil quería
solamente teclear
en una pradera Amena,
bajo un cielo Movistar.
Pero ella quería dormir
con las teclas de almohada
y traerle el desayuno
en su bandeja de entrada.
Cada día a cualquier hora
él le hacía una llamada
y de tanto descolgar
fue ella quien quedó colgada.
Cada día a cualquier hora
él le hacía una perdida
y al final fue ella quien no
pudo dar con la salida.
Otras veces le enviaba
canciones de politono
y por las noches un beso
con lengua de emoticono.
O le mandaba mensajes
con vídeo a su corazón,
ya veis que su amor era
de última generación.
Pero cuando se cansó
le puso a esta historia fin
deshaciéndose del móvil
y olvidándose del PIN.
Desde entonces se alejó
hasta marcarse un prefijo
y después de tanto amor
no la llamaba ni al fijo.
Como no le respondía
ni el botón de rellamada,
la consola se quedó
—digamos— desconsolada.
Ella dejó de llamarlo,
ya no habría Bodafone,
poco a poco fue quedando
sin saldo en el corazón.
Hasta que un día tiró
el móvil a la basura
y entonces el suyo fue
un amor sin cobertura.
Moraleja
Aunque nunca tenga saldo
el amor nunca está inmóvil.
Cambia, pues, siempre de número
porque la vida es playmóvil.
Apaga a ratos el móvil,
que conste que te he advertido,
pues cuando llama el amor
lo hace a cobro revertido.
La il·lustració és de Selçuk Demirel
A los alumnos mayores seguro que les encanta. Qué moderno.
ResponEliminaSeguro que si, Dolores. Un poema muy actual ;)
ResponEliminaBesadetes
Pues si, la tienen que leer mis hijos.
ResponEliminaYo lo mas que llegue a jugar fue Mario Kart, fue el unico que no me aburrio.
Es agradable la apertura de que haces gala, practicamente tienes un poema para cada quien.
Saludos.