En la vieja escuela
Sonrisas perfumadas, caras tiernas,
bullicio de palomas y jilgueros
se corren a mi paso ante la puerta,
las frentes suaves y los ojos nuevos.
Entro como un extraño y toco apenas
el aula que abrigara tantos sueños.
En el patio hay rincones con ausencias
y el sol trae a mi mente otros recreos.
Ocho árboles altos me recuerdan
el día que entre varios compañeros
plantamos ocho ramas de morera.
—¡Los puse yo! —les digo a los pequeños,
que ríen todos juntos y aletean.
No me creen que he sido como ellos.
M'ha agradat molt Sàlvia! Què bonic.
ResponEliminaSalutacions.
Hola Joel!Es que Carlos té uns poemetes preciosos, a més és una gran persona.
ResponEliminaBon dia i besadetes