El alquimista
En un laboratorio polvoriento de infancia
sintetizó la esencia de las cosas.
Tomó la forma fría recubierta de esporas
y bajó la escalera, bordeó el patio
hasta una calle agnóstica, solapada en su inercia.
Entre las multitudes parecía
un ciudadano más, una plantilla
para dibujar hombres.
Pero iba lentamente trastocando
la materia en dilemas,
la substancia en cancelas y cipreses,
la tinta del destino en azulejos.
En un laboratorio polvoriento de infancia
sintetizó el fluir de las esferas
y pudo verse, ajeno, amalgamado,
más allá de relés y capas blancas,
recluido en la madera del anciano pupitre.
La il·lustració és d'Adriana Keselman
Magnífic bloc!
ResponEliminaSalutacions
Gràcies, Ivette. Un goig tenir-te de companya en el passeig pel blog.
ResponEliminaBesadetes
Gracias por poner mi poema!
ResponEliminaEs un poema precioso, Francisco. Felicitaciones por tus escritos, que vengo siguiendo. Gracias por dejar tus comentarios.
ResponEliminaBesadetes