Soneto a la rosa
En las manos del alba vi la rosa.
Huía de sí misma perseguida
por su propia hermosura repetida
en pétalos y en rosa jubilosa.
Huía de sí misma perseguida
por su propia hermosura repetida
en pétalos y en rosa jubilosa.
Con un alto vaivén de mariposa
la rosa, ya en el aire, detenida
quedaba entre la luz, estremecida
de aromas y de fuga luminosa.
quedaba entre la luz, estremecida
de aromas y de fuga luminosa.
Inmóvil sobre el viento desvelado
en rosa de vitral se convertía la rosa
del temblor atormentado.
El día la tocaba. Y era el día
en torno de la rosa, desalado
en rosa de vitral se convertía la rosa
del temblor atormentado.
El día la tocaba. Y era el día
en torno de la rosa, desalado
arroyo de insistente melodía.
La il·lustració és de Encarni Urbano Alonso
Si las rosas hablaran
ResponEliminaSi las rosas hablaran,
preguntarían:
¿Por qué nos llaman así?
Si algunas llevamos color rojo,
como un amor pasional,
otras somos blancas,
cargadas de pureza e inocencia,
o amarillas, dando la bienvenida
a la amistad.
Cuando somos rosas rosas,
vamos bañadas
con dulzura y suavidad.
O anaranjadas como un coral,
expresamos deseos.
Y otras que significamos
belleza interior,
somos las rosas rojas oscuras.
Si las rosas hablaran,
en unísono cantarían,
con sus aromas únicos,
que son su esencia
más allá del color.
STELLA MARIS T
Hola, gracias por apreciar mi obra.Y decir quien la pintó, hermoso poema.
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